Discipulado 1 - Primera Seccion: Introduccion al Discipulado

Lecciòn 3 - Conociendo al Unico y Verdadero Dios

Versículo 18:
En el Nuevo Testamento, la justicia tiene que ver con la fe: “17Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” Romanos 1:17.
“6Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6.

Versículo 19:
Dios, a lo largo de toda la historia, siempre se ha revelado a sí mismo, por eso, el versículo 19 precedente dice que Dios mismo ha manifestado Su existencia: “19porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.”
“14Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.” Éxodo 3:14-15.

Versículo 20:
Como mínimo, algunos de sus atributos, como lo son “su eterno poder y deidad”, “se hacen claramente visibles desde la creación del mundo”, por lo que las cosas invisibles de Dios continúan “siendo entendidas por medio de las cosas hechas”, de modo que todo ser humano se queda sin excusa para decir que ignora acerca de la existencia de Dios.
En la creación misma, cuya comprensión excede ampliamente toda mente humana, se puede ver Su eterno poder, y la certificación de Su deidad, es decir, que si Dios no fuera Dios todopoderoso no podría haber creado un universo tan perfecto, tanto en su estructura como en las leyes perfectas que rigen su funcionamiento.
Son dos cosas las que se pueden ver: Que Dios es Dios y que es todopoderoso.

La conciencia de la existencia de Dios (versículos 21-23):
Desde el principio de los tiempos, el ser humano tiene una innata conciencia de la existencia de Dios.  Aunque no lo conozca, sabe que existe porque lo intuye a través de la creación misma.
Es allí que surge la tendencia autosuficiente del hombre de querer definir a Dios a través de su raciocinio o imaginación.  Desde los tiempos de la prehistoria hasta nuestros días vemos a la criatura intentando crear al Creador.
Por eso el versículo 21, que hemos leído, dice que los hombres han “conocido a Dios” pero “no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias”, sino que “se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.”
“22Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.”
Si hay algo lamentable y peligroso a la vez, es el hombre intentando “inventar” a Dios.  Lo han inventado “en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”, haciendo estatuas y figuras (ídolos) para adorarlos diciendo que esos objetos creados por ellos mismos son la representación del Dios omnipotente.
No hay cosa que ofenda más al Dios verdadero que la idolatría, pues en ella se lo reemplaza o sustituye por otra persona u objeto que no es Él mismo.  Por eso, la idolatría, se asemeja al adulterio.
Cada vez más, las formas de idolatría que el ser humano va creando son más sutiles y, a veces, casi imperceptibles.

Inventando al “dios sirviente”:
Muchos clérigos inventan a Dios, presentándole a la gente a un dios que no tiene nada que ver con el Dios vivo y verdadero.  Les “venden” el “evangelio de las ofertas” diciéndoles que Dios es algo así como el genio de la lámpara de Aladino, que está esperando que frotemos la lámpara para decirnos: “Sí, mi amo, ¿qué deseos quieres que te conceda hoy?”.
Es evidente que el dios que se vende hoy día no es el omnipotente Dios de la Biblia. 
El omnipotente Dios de la Biblia es Aquel que:

Se le dice a la gente que “Dios la anda buscando”, y la gente continúa en sus propios caminos, esperando que Dios la encuentre, porque, “Si es todopoderoso, tarde o temprano, me va a encontrar”.  Haciendo perder a las personas la conciencia de su necesidad de volver a Dios, y que el Dios único y verdadero está esperando que regresemos a Él.  Así como Jesús nos enseñó que hizo el padre del hijo pródigo, que es un tipo de Dios y el pecador alejado.
El padre del hijo pródigo no fue a la provincia lejana, ni al chiquero de los chanchos a buscar a su hijo.  Aunque lo amaba, esperó que su hijo regresara a él, arrepentido, y pidiera perdón por haberse alejado del padre y malgastado sus talentos.
El ser humano sigue imaginando, y a través de su mente continúa “inventando” las características de su propio dios que, en definitiva, no deja de ser otra forma de la más abominable idolatría.
Dice el hombre: “Dios es así”, “Yo experimenté que es de tal manera, y nadie puede negar mi experiencia”, “Yo razoné que es esta forma”, “A mí me enseñaron que es así”, etc., etc.  Mientras tanto se pierden la posibilidad de conocer realmente al único Dios vivo y verdadero que tiene Su propia forma de revelarse a sí mismo.

La forma de conocer al único y verdadero Horacio:
Supongamos que alguien conoce que yo existo porque ha visto algunas de las cosas que yo he hecho, como por ejemplo mi casa, o alguna otra cosa que le revele algunas de mis características. 
Entonces ese alguien, viendo algunas de las cosas que yo he hecho, piensa: “¡Cómo me gustaría ser amigo de Horacio!”, y de inmediato, se pone a imaginarme.
Él imagina cómo soy, cómo hablo, cómo procedo, cómo reacciono ante ciertas circunstancias, y hasta cómo pienso.
Sin embargo, a pesar de todo el esfuerzo puesto en ese ejercicio de razonamiento, lógica e imaginación, esa persona, está muy lejos de conocer al verdadero Horacio, sus atributos, características, pensamientos, sentimientos, reacciones, etc.
Hay una sola manera de conocer profunda y verdaderamente a Horacio, esa manera es escucharlo hablar y verlo obrar.
Luego de un tiempo de verlo obrar y escuchar sus palabras diariamente, entonces alguien puede decir que conoce al único y verdadero Horacio.

La manera de conocer al único y verdadero Dios:
Hay una sola manera de conocer al único Dios vivo y verdadero, esa forma es a través de escucharlo hablar y verlo obrar en Su Palabra, la Biblia.
Si quiero conocer cómo piensa Dios, la forma en que reacciona, qué cosas lo alegran o qué lo contrista, entonces debo escuchar Su Palabra.
Si quiero saber cómo Dios obra y cómo reacciona ante cuáles circunstancias, entonces debo mirarlo obrar a lo largo de toda la historia, a través de la Biblia.
Sabemos que Dios existe y que tiene poder, a través de Su revelación de sí mismo en la creación.  Pero solamente llegamos a conocer a ese Dios a través de verlo actuar y escucharlo hablar.  Tenemos Su obrar y su Palabra en la Biblia.  Por lo que concluimos que la única manera de conocer al único y verdadero Dios es a través de la Biblia. 
“Al Dios de la Biblia, solamente se lo puede llegar a conocer a través de la Biblia.”
Todo lo demás es invento idólatra del ser humano.  Es adulterio contra el Señor.

El Dios que se revela a sí mismo a través de Su Hijo:
“25En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26Sí, Padre, porque así te agradó. 27Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. 28Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” Mateo 11:25-30.
El hombre continuaba debatiéndose en la búsqueda de las formas para conocer a Dios, para reconciliarse con Él, para agradarle.  Sin embargo, el ser humano lejos de Dios, está muerto espiritualmente, y de la muerte no puede emanar ningún tipo de vida.
¿Cómo puede alguien que está muerto elegir a Dios?  ¿Tiene, acaso, un muerto la posibilidad de realizar algún tipo de elección?

Ejemplo del que se cae en un pozo y no puede salir:
Es como el ejemplo de alguien que se cayó en un profundo y oscuro pozo.  No puede salir, no hay elección posible, simplemente no puede salir por sus propios medios. Está tácitamente muerto.
De repente, aparece alguien en la boca del pozo, y le extiende la mano.  ¿Cuál es la posibilidad de elección de esa persona virtualmente muerta?  Toda su posibilidad de elección se reduce a: tomar la mano del salvador o no tomarla.
Con Dios sucede lo mismo, Él ha mandado a Su Hijo Jesucristo a la boca de nuestro pozo de muerte para que nos extienda la mano.  ¿Cuáles son nuestras alternativas de elección?  Una es tomar Su mano y recibir vida, y la otra, es no tomarla y continuar en el pozo de muerte.  No hay otra elección posible.
A eso se llama “gracia”, es el favor de Dios que no merecemos, es su amor y su misericordia que se derrama sobre nosotros sin que lo merezcamos.
Por pura gracia Dios mandó a Su Hijo Jesucristo para que pagara en la Cruz el precio de nuestra lejanía de Dios, llevando sobre sí mismo todos nuestros pecados, para que, recibiéndolo en el centro de nuestra vida, pudiéramos ser reconciliados con el Padre.
“23Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 6:23.
De nada nos sirve inventar a Dios.  Dios es Dios inmutable aunque yo no lo conozca ni lo tenga.  Sin embargo, como manifestación de Su infinita gracia, Él se quiere revelar al ser humano, y lo hace a través de Jesucristo. 
“31Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.  //  36Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Juan 8:31-32/36.
“6Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Juan 14:5.

Conociendo plenamente a Dios:
“1Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; 2como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. 3Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Juan 17:1-3.
Si alguien necesita conocer algo, eso significa que antes no lo conocía.  Eso no depende ni de la inteligencia ni de la imaginación de las personas.  Si queremos tener verdadera vida, entonces necesitamos conocer al “único Dios verdadero, y a Jesucristo”
Tampoco es suficiente alguna experiencia sobrenatural que hayamos tenido con el Señor en algún momento de nuestra vida.  Tal es el ejemplo del Apóstol San Pablo, que, llegando a Damasco en su feróz persecución de los cristianos, tuvo un encuentro personal sobrenatural con el mismo Jesucristo, sin embargo tuvo que ser instruído en Su Palabra durante tres años (en Arabia y Damasco) para conocer plenamente al Dios verdadero, a quien no había conocido antes, a pesar de su religiosidad.

Conociendo a Dios a través de Su Palabra:
No debemos menospreciar el conocer a Dios a través de Su Palabra:
La tradición religiosa nos ha impulsado a los ritos y a las formas en las reuniones de la Iglesia, sin embargo, la Biblia nos enseña demasiado claramente que Dios no quiere ritos ni ceremonias, sino misericordia y conocimiento de Dios: “6Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.” (Oseas 6:6).
Amar a Dios con toda la mante es amarlo con todo conocimiento: “37Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” Mateo 22:37.
Debemos llenar nuestra nueva capacidad mental con la Palabra de Dios: “16Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” 1 Corintios 2:16.
Para que el conocimiento tenga valor, debe conducir a un cambio de vida y a una correcta manera de vivir: “9Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 10para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;” Colosenses 1:9 y 10.

Para Terminar:
“6Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” Oseas 4:6.
Los buenos discípulos enseñan a que se continúe formando discípulos que lleguen a ser buenos maestros: “2Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” (2 Timoteo 2:2)
El discípulo debe pagar un precio para ser perfeccionado en el conocimiento: “33Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.” (S. Lucas 14:33).