Discipulado 1 - Tercera Seccion: Fundamentos de la vida Cristiana
Lec 23 - la Ley de la Siembra y de la Cosecha. (1)
A toda costa, debes evitar el error de sacar porciones del pensamiento escrito de Dios fuera de su contexto armónico general, tergiversarlo y utilizarlo en una dirección diferente de la original.
No olvides que nada ni nadie puede torcer el resultado de una ley establecida por el Señor.
Sabemos que en la naturaleza existen leyes, tales como las leyes de la física: “A cada acción, corresponde una reacción.”, “la ley de gravedad.”, o “dos cuerpos no pueden ocupar simultáneamente el mismo espacio.” Son todas leyes que invariablemente se cumplen en todos los casos, de ahí su nombre de “leyes”. Debemos saber que, en el plano espiritual, Dios también ha establecido leyes que, aunque el hombre involuntariamente o deliberadamente ignore, indefectiblemente se cumplirán.
Muchos han descubierto la realidad de la existencia de esas leyes espirituales, tales como la “ley de la siembra y la cosecha”, y han intentado obtener los beneficios de algunas de ellas. Sin embargo, las han usado fuera de las condiciones espirituales que tienen que cumplirse para que las mismas funcionen, y han fracasado en su intento, obteniendo, como único resultado, frustración y derrota.
Tú te preguntarás: “Pero, ¿existe o no existe la ley espiritual de la siembra y la cosecha?” Sin dudas que existe, pero, como toda ley, se cumple dadas determinadas condiciones dentro de las cuales se ha establecido como ley.
Si sueltas un objeto desde 30 metros de altura, observarás que existe una fuerza de atracción hacia la tierra que hace que caiga a una cierta velocidad, pero esa velocidad no es la misma en todos los objetos, depende, entre otras cosas, de su masa específica. Asimismo, si sueltas una cosa en el espacio exterior o en centros experimentales donde se ha eliminado la fuerza de gravedad, ese objeto no caerá hacia ninguna parte. ¿Invalida eso la ley de gravedad? No, ciertamente no.
La ley de la siembra y la cosecha existe. Es una ley espiritual y siempre se ha de cumplir del mismo modo dadas ciertas condiciones necesarias. Si esas condiciones espirituales, si son diferentes a las previstas cuando se estableció la ley, pueden hacer que la velocidad del cumplimiento varíe, o bien que no se cumpla para nada.
La ley espiritual de la siembra y la cosecha fue claramente enunciada en el libro de las Leyes Espirituales, la Biblia.(2) Compruébalo tú mismo leyendo los siguientes textos bíblicos:
- “Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís. Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.”(3) Siembra: la medida con que medís. Cosecha: os será medido.
- “Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.”(4) Siembra 1: el juicio con que juzgáis. Cosecha1: seréis juzgados. Siembra 2: la medida con que medís. Cosecha 2: os será medido.
- “Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.”(5) Siembra: servir a Jesús. Cosecha: honra de parte del Padre.
- “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”(6) Siembra: morir a uno mismo. Cosecha: llevar mucho fruto.
- “Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas.”(7) Siembra: darle sin mezquindad al hermano pobre. Cosecha: bendición de Dios en todos los hechos y en todo emprendimiento.
- “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”(8) Siembra: dar nuestra limosna en secreto. Cosecha: Dios te recompensará en público.
- “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.”(9) Siembra 1: sembrar escasamente. Cosecha 1: segar escasamente. Siembra 2: sembrar generosamente. Cosecha 2: cosecha generosa.
- “A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.”(10) Siembra: dar al pobre. Cosecha: Dios le volverá a pagar el bien que ha hecho.
- “El que da al pobre no tendrá pobreza; mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones.”(11) Siembra 1: dar al pobre. Cosecha 1: no tener pobreza. Siembra 2: apartar los ojos del pobre. Cosecha 2: muchas maldiciones.
- “Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.”(12) Siembra: no dar buen fruto. Cosecha: ser cortado y echado en el fuego.
Por favor, responde en tu corazón esta pregunta: ¿Cómo trato yo a las personas que amo? Puede ser tu cónyuge, hijos, padres, hermanos o amigos.
Algunas de las probables respuestas a la pregunta del párrafo precedente podrían ser las siguientes:
- Los abrazo.
- Les doy besos y caricias.
- Les expreso mi amor con palabras.
- Los protejo.
- Les doy toda clase de regalos para expresarles mi amor.
- Me duele el corazón cuando sufren.
- No quiero que sufran.
- Quiero que sean felices.
- Procuro su felicidad.
- Trato de enseñarles a vivir mejor.
- Quiero estar con ellos.
- Les prometo cosas buenas.
- Quiero que tengan salud.
- Procuro que no les falte nada.
- Quiero que prosperen.
Con relación a la “ley de la siembra y la cosecha”, la Biblia enseña que Dios ama al que siembra conforme a Su voluntad.(13) Sobre esta base, cambia la pregunta que te acabo de formular, y pregúntate: ¿Cómo trata Dios a las personas que ama? Sus hijos, Su pueblo, la Iglesia como esposa de Su hijo, Sus amigos(14).
Tomando como base las respuestas dadas a la primera pregunta, algunas de las probables respuestas podrían ser las siguientes:
- Nos abraza.
- Nos da besos y caricias.
- Nos expresa Su amor con palabras.
- Nos protege.
- Nos da toda clase de regalos para expresarnos Su amor.
- Le duele el corazón cuando sufrimos.
- No quiere que suframos.
- Quiere que seamos felices.
- Procura nuestra felicidad.
- Trata de enseñarnos a vivir mejor.
- Quiere estar con nosotros.
- Nos promete cosas buenas.
- Quiere que tengamos salud.
- Procura que no nos falte nada.
- Quiere que prosperemos.
Este es, pues, el resultado de la ley espiritual de la siembra y la cosecha.
Siempre recuerda que, para su cumplimiento, esta ley requiere que el medio sea aquel para el cual fue dada, es decir, que esté de acuerdo con las condiciones necesarias para que esta ley espiritual se cumpla.
Muchas veces, se escucha decir: “Yo siembro y siembro, pero no cosecho nada. Seguramente esta ley tiene excepciones.” Querido lector, esta ley no tiene excepciones, como tampoco las tienen ninguna de las leyes que Dios ha establecido en el universo. En todo caso, sería conveniente que cada persona se detenga a analizar cuál o cuáles condiciones que se requieren que existan en su medio ambiente espiritual para su efectivo cumplimiento no se están dando.
Lee cuidadosamente este texto para ir comenzando a entender: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”(15)
Ora para que el Espíritu Santo te dé discernimiento a fin de que comprendas el propósito de Dios, y no sufras la terrible frustración de buscar la prosperidad económica para fines equivocados o mediante procedimientos erróneos.
En el próximo capítulo te propondré “una vacuna” contra eventuales desvíos en tu pensamiento, para garantizar en ti un corazón limpio y un espíritu alineado con Dios.(16)
(1) Lección extraída del libro “Fundamentos de la Prosperidad”, autor: Horacio J. Cornelli, 2003.
(2) “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” (Gálatas 6:7).
(13) “Dios ama al dador alegre.” 2 Corintios 9:7
(14) Dijo Jesús: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.” S. Juan 15:14
(16) “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.” Salmos 51:10
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