Discipulado 1 - Tercera Seccion: Fundamentos de la vida Cristiana
Lecciòn 22 - Mayordomia Cristiana.
Objetivo:
Ayudar a comprender al discípulo que Dios es nuestro dueño y que Él tiene derecho de propiedad total sobre nosotros y sobre todo lo que tenemos.
Introducción:
El mayordomo de una hacienda tiene mucha responsabilidad ya que se le ha confiado la propiedad de otra persona y él la tiene que administrar para beneficio del dueño. Cada uno de nosotros también es un mayordomo. Todo lo que está en nuestra mano es de Dios. Él nos lo ha confiado transitoriamente y nos ha dado instrucciones definidas sobre su administración. Nosotros no somos dueños de lo que tenemos: “7porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.” (1° Timoteo 6:7).
“Mayordomía cristiana es la administración y cuidado de las cosas que pertenecen a Dios, sabiendo que hemos de rendir cuentas por la responsabilidad que se nos ha delegado.”
Derecho de propiedad que Dios tiene sobre nosotros:
- Derecho en razón de la creación: Dios es el dueño de nuestro ser y de todo cuanto existe en el mundo, porque lo ha creado para su propio uso (“1De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. 2Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos.” Salmos 24:1-2; “16Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.” Colosenses 1:16; “7todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.” Isaías 43:7).
- Derecho en razón de la providencia: Sin la provisión de Dios no podríamos vivir ni un instante. Él nos da el aire que respiramos y la fuerza para trabajar y hacer el resto de las cosas. El hombre puede sembrar, pero es Dios quien hace crecer y producir fruto. Dios es dueño de nuestro ser por cuanto provee para nuestra existencia (“25ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. 26Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; 27para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. 28Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.” Hechos 17:25-28).
- Derecho en razón de la redención: Dios creó al hombre para su propia gloria. El hombre debía obedecerlo y gozar de Su bondad y amor, permaneciendo unido al Él. Pero el pecado de nuestros primeros padres los separó de Dios y encaminó a toda la humanidad hacia la perdición. Para liberarnos de la ruina, Cristo dio su vida por nosotros y nos redimió, esto quiere decir que nos compró. Ahora pertenecemos a Dios por Sus derechos de redención (“18sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,” 1° Pedro 1:18y19; “14quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.” Tito 2:14; “19¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” 1° Corintios 6:19y20).
PARA DIALOGAR: ¿Qué es lo mejor que puede hacer el hombre en respuesta a los derechos de propiedad que Dios tiene sobre él?
La propiedad de Dios que debemos administrar:
Los bienes de Dios que administramos no son todos materiales. Entre los bienes que nos han sido confiados están: El tiempo, los talentos, el dinero, el cuerpo y las demás bendiciones.
¿Qué hacemos con estas riquezas? ¿Las invertimos bien para lograr el propósito del dueño? ¿Las tratamos como si fueran propiedad nuestra?
- El cuidado del cuerpo: La Biblia nos manda amar a Dios con todas nuestras fuerzas, es decir, debemos mostrarle nuestro amor con los hechos, empleando nuestras fuerzas físicas para su gloria. Si por algún vicio, o por nuestros descuidos debilitamos el cuerpo, estamos defraudando a Dios en sus derechos. El cuerpo ya no es nuestro, sino del Señor (“19¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” 1° Corintios 6:19y20; “1Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” Romanos 12:1) ¿De qué manera podemos ocupar nuestro cuerpo para Dios?
- El cuidado de la mente: Nuestra mente es como un campo que cultivar. Tal como el agricultor labra y abona la tierra para que produzca en abundancia, tenemos que desarrollar nuestras facultades mentales para hacer producir a nuestra mente buena cosecha. (“2No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2; “8Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filipenses 4:8; “5derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,” 2° Corintios 10:5) ¿De qué manera podemos cultivar nuestra mente para Dios?
- Administrando los talentos: Entre los bienes que Dios nos ha dado, se encuentran los talentos o capacidades. Los hemos recibido de Dios para dedicarlos al mejor uso posible para Su gloria y para el bien de la humanidad (“14Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. 18Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.” S. Mateo 25:14-18). ¿De qué manera podemos administrar nuestros talentos para Dios?
- Nuestro tiempo: ¿Qué quiere decir “entregar la vida a Cristo”? ¿Acaso no será poner nuestro tiempo a su disposición? (“15Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” Efesios 5:15y16). Es nuestra responsabilidad planificar nuestros días para sacar el mejor provecho posible de cada hora (“4Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.” S. Juan 9:4). ¿De qué manera podemos poner nuestro tiempo a disposición de Dios?
- Nuestro dinero y bienes: El buen mayordomo pone mucho esmero en las cuentas y no confunde lo del dueño con lo propio. Nosotros debemos tener cabal conciencia de que todo lo que tenemos pertenece al Señor. El buen administrador rinde cuentas al dueño de todo lo que pasa por sus manos, y nosotros hemos de hacer lo mismo. Por eso debemos usar lo que Dios nos ha dado conforme a Su voluntad, es decir para Su obra. Su obra es el bien de nuestra familia, de nosotros mismos y también de la extensión del Reino de Dios a través de la Iglesia (“6Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. 7Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” 2° Corintios 9:6y7); “10Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” Malaquías 3:10). Dar en la Iglesia es una excelente manera de destinar recursos a la obra encomendada por Jesucristo. ¿De qué manera podemos usar nuestro dinero y bienes para Dios?
TEXTO PARA MEMORIZAR: Romanos 12:1 “1Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
PARA HACER DURANTE LA SEMANA: Haga un plan escrito de cómo administrar su tiempo diario.
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