Discipulado 1 - Tercera Seccion: Fundamentos de la vida Cristiana
Lecciòn 17 - La Nueva Vida.
Objetivo:
Explicar el cambio que ocurre en el cristiano al aceptar, en forma personal, a Cristo como su salvador y señor de su vida.
Introducción:
Cuando Dios salva a los seres humanos, los perdona y, también, les da una vida nueva para que puedan tener comunión con Él. La nueva vida que Dios da al cristiano incluye un corazón nuevo (para amar a Dios), una mente nueva (para entender la verdad de Dios) y una voluntad nueva (para hacer la voluntad de Dios).
El corazón nuevo del Creyente
El creyente recibe un corazón nuevo, con el que puede amar a Dios.
La necesidad de un corazón nuevo:
Dios quiso que Adán lo amara, pero al ser probado fracasó. Los hombres de hoy son iguales, no aman a Dios.
Una característica del “hombre natural” es que solamente hace las cosas que él mismo quiere hacer; se ama a sí mismo, y no puede amar a Dios. “2Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. 3Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.” (Salmos 53:2 y 3).
Para poder amar a Dios se necesita un cambio del ser interior. “19Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,” (Ezequiel 11:19) “26Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.” (Ezequiel 36:26).
Características del corazón nuevo:
Dios da un corazón nuevo al que cree en Cristo, con el cual puede amar a Dios.
Dios pone su propio amor en el corazón del creyente. “8Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8) “7Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón.” (Jeremías 24:7). “5y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:5).
Entonces, puede amar a Dios y también a otros como Dios los ama, aun cuando no lo merecen. “12Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.” (Juan 15:12).
Amar así, no viene de nosotros, sino de Dios. El nuevo corazón es un regalo de Dios. “7Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.” (1° Juan 4:7).
PARA DIALOGAR EN LA CLASE:
En su opinión, ¿todas las personas que se dicen ser religiosas aman a Dios?
La mente nueva del creyente
El creyente recibe una nueva mente, con la que puede entender la verdad de Dios.
La necesidad de una mente nueva:
Así como el hombre natural no puede amar a Dios, tampoco puede entender la verdad de Dios. Para comprender las verdades espirituales necesita que Dios haga un cambio en su mente. “14Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1° Corintios 2:14). “33Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.” (Jeremías 31:33).
Características de la mente nueva:
Cuando una persona cree en Cristo, Dios le da una mente nueva para entender los pensamientos de Dios.
Los creyentes tenemos la mente de Cristo. “16Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” (1° Corintios 2:16) (Se refiere a capacidad, ahora hay que llenarla de contenido a través de la lectura de la Biblia).
Ahora el Espíritu puede enseñarnos la verdad de Dios. “13Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.” (Juan 16:13 y 14).
La capacidad de comprender lo que Dios dice no viene de nosotros, sino de Dios. “12Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.” (1° Corintios 2:12). Dios habita en nosotros en la persona del Espíritu Santo, y nos da la luz de la revelación de Su Palabra.
PARA DIALOGAR EN LA CLASE:
¿Los hombres intelectuales, podrán comprender las verdades de Dios?
La voluntad nueva del creyente
El creyente recibe una nueva voluntad, con la que puede hacer lo que Dios quiere.
La necesidad de una voluntad nueva:
El hombre natural, no solamente es incapaz de amar a Dios y de entender su verdad, sino que tampoco puede hacer lo que Dios quiere. No puede obedecer a Dios porque es esclavo del pecado. Necesita ser librado del pecado y capacitado para obedecer a Dios. “34Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Juan 8:34-36)
Características de la voluntad nueva:
El que cree en Cristo recibe una voluntad nueva con la que puede obedecer a Dios. “7Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2° Timoteo 1:7).
Los cristianos hemos sido libertados del pecado. “17Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.” (Romanos 6:17 y 18).
Ahora somos siervos de Dios, libres y capacitados para obedecerle “18y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.” (Romanos 6:18).
La capacidad para obedecer a Dios no está en nosotros, viene de Dios. “2Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8:2).
PARA DIALOGAR EN LA CLASE:
¿Cree usted que cualquier persona puede ser seguidor de Cristo?
PARA HACER DURANTE LA SEMANA: Cuéntele a un amigo lo que usted ha hecho, es decir acerca de su pacto con Dios y su nueva vida en Él, e invítelo al grupo de discipulado al que usted concurre.
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