Discipulado 1 - Tercera Seccion: Fundamentos de la vida Cristiana
Esta tercera sección, a la que hemos denominado “Fundamentos de la Vida Cristiana” abarca enseñanzas para las etapas en que el cristiano:
- Es niño: Debes ser alimentado con leche espiritual pura, y luego, gradualmente, ir ingiriendo alimento más sólido.
- Es adolescente: Necesitas establecer tu identidad como cristiano y determinar un rumbo para tu vida.
Por esa razón, aquí hemos de proveer enseñanzas acerca de los temas básicos del estilo de vida cristiano y los hábitos a ser incorporados a partir del nuevo nacimiento, tales como la oración, la fe, el amor entre hermanos, la esperanza, el crecimiento espiritual, la Palabra de Dios, testificar, la mayordomía cristiana, la adoración, la familia, las tentaciones, la idolatría, finalizando con una renovada comprensión del Nuevo Pacto que cada cristiano hace con Dios.
Lec 12 - La Oracion.
Objetivo:
Hacer comprender al recién convertido que la oración es una de las maneras de mantener comunión con Dios, la otra es la lectura de Su Palabra.
Introducción:
Orar es hablar con Dios, así como leer Su Palabra en comunión con Él es escuchar Su voz.
No es una mera repetición de palabras que se han aprendido a través de una enseñanza.
Así como un niño no necesita que se le enseñe a llorar o a pedir cuando tiene alguna necesidad, la oración del cristiano debe brotar naturalmente y espontáneamente desde lo más profundo de su alma.
Esa expresión de los verdaderos sentimientos y necesidades es lo que el Señor oye y luego responde.
Las condiciones de la Oración:
- Debemos orar al Padre. Muchas personas oran a otras personas (algunas ya fallecidas) o cosas que son incapaces para ayudarle a resolver sus problemas. Ambas son formas de idolatría. El cristiano debe orar al Padre celestial porque Él puede suplir todas sus necesidades. “16No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.” (S. Juan 15:16).
- Debemos orar en el nombre de Jesucristo. Oramos en Su nombre porque Cristo tiene naturaleza divina y, además, humana: “14Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (Hebreos 4:14-16). Además intercede por nosotros porque conoce nuestras necesidades, puesto que Él las vivió en sí mismo: “34¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” (Romanos 8:34); “1Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” (1 Juan 2:1);“5Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5); “13Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” (S. Juan 14:13 y 14).
- Debemos orar con fe. Dios ha prometido escucharnos y contestarnos. Por eso, desea que al orar confiemos en Él: “22Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.” (S. Mateo 21:22); “6Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” (Hebreos 11:6).
- Debemos orar sistemáticamente. Un problema común para el cristiano es que planea orar por algo y luego lo olvida, y más grave aún es la falta de constancia para orar diariamente. La respuesta a ese problema es el desarrollo de una vida sistemática de oración. La mejor manera de disciplinarse para hacer esto es usar una lista de oración. Los siguientes versículos, se refieren a la necesidad de ser personas ordenadas en lo que se refiere a la oración, mostrando la autodisciplina que el Apóstol Pablo tenía en este sentido: “16no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,” (Efesios 1:16) “9Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,” (Colosenses 1:9) “2Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones,” (1° Tesalonicenses 1:2)
- Debemos orar específicamente. Un error común de muchos cristianos es ser demasiado universales en la oración. Dé algunos ejemplos de cómo orar específicamente. El ejemplo más gráfico de una oración específica y clara es el padrenuestro que nos dio Jesucristo como modelo de oración: S. Mateo 6:9-13 y S. Lucas 11:2-4.
- Debemos orar persistentemente. “1También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,” (S. Lucas 18:1). El cristiano debe dedicar un tiempo diario a la disciplina de la oración. Nuestro modelo de oración es Jesucristo, quien notoriamente se apartaba para orar. También la Biblia nos menciona el ejemplo de otros hombres de oración, por ejemplo: dice que Daniel oraba tres veces al día. “10Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.” (Daniel 6:10)
PARA DIALOGAR: ¿Qué aspectos de la oración tratados en este estudio le parecen más difíciles de llevar a la práctica?
Los pasos de la Oración
La Biblia habla mucho acerca de la oración y de cómo hacerla. La oración incluye varios pasos:
- La adoración. La adoración es una actitud física y/o espiritual. “14El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?” (Josué 5:14). “11Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.” (S. Mateo 2:11). “25lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.” (1 Corintios 14:25).
- La alabanza. Es el acto de rendirle el culto debido a Dios, reconociendo lo que Él es y lo que Él hace. “3Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; y su grandeza es inescrutable.” (Salmos 145:3) “23El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios.” (Salmos 50:23)
- La acción de gracias. Dios nos enseña que siempre debemos estar agradecidos por todo lo que recibimos (esto es ser pobres en espíritu). Al orar, debemos expresar esa gratitud al Señor. “4Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre.” (Salmo 100:4) “11Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. 12Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! 14Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. 15Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. 17Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?” (S. Lucas 17:11-18) “20dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” (Efesios 5:20).
- Perdonar. El buscar a quien perdonar en oración beneficia al que ora ya que a si mismo se libera de esa carga tan pesada y abre el camino para que seamos perdonados en el siguiente paso.“25Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.” (S. Marcos 11:25-26)
- La confesión. La confesión de los pecados es necesaria para mantener la comunicación y una buena relación con nuestro Dios, que es santo. Por lo tanto, es necesario confesar y pedir perdón por nuestras ofensas para conservarnos en santidad, con un corazón limpio y transparente delante de Dios. “13El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” (Proverbios 28:13) “9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad(proceso).” (1° Juan 1:9)
- La intercesión. Es el momento en que rogamos por el establecimiento del Reino de Dios, y por las necesidades de otras personas, ya que interceder es pedir por las necesidades de los otros. “10Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (S. Mateo 6:10) “1Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.” (1° Timoteo 2:1 y 2). “7Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.” (Jeremías 29:7).
- Nuestras peticiones. Es el momento en que suplicamos a Dios su ayuda para nuestros propios intereses y necesidades. Es el último paso, no obstante, es muy importante. “6Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” (Filipenses 4:6)
Anote a continuación los siete pasos de la oración:
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PARA HACER DURANTE LA SEMANA: Elabore una lista de las cosas por las que debe orar, y establézcase a usted mismo una disciplina de oración. Busque un horario dentro de las actividades de su día en que pueda tomarse un tiempo, mínimo de media hora, para dedicarlo a comunicarse con el Padre (de ida y vuelta: ore y lea una porción de la Palabra de Dios). |
